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Arqueólogos estadounidenses desentierran los restos de la primera fortificación europea en el interior del país, un asentamiento de 1567 cuya destrucción por los indios bloqueó la expansión de los soldados españoles por Norteamérica

Un domingo de la primavera de 1799, con apenas 12 años de edad, el imberbe Conrad Reed decidió salir a pescar en lugar de acompañar a la iglesia a su padre, un mercenario alemán que había desertado del Ejército británico y se había instalado en una granja de Carolina del Norte, en el este de EEUU. En el arroyo, fulgurando bajo el agua, el joven Conrad se encontró un pedrusco brillante de casi ocho kilogramos, con apariencia metálica. Hizo todo el camino de vuelta a casa con la pesada roca en brazos, pero su padre no le vio mayor valor que utilizarla para mantener abierta una puerta.

Tres años después, un joyero, estupefacto, se dio cuenta de que la familia tenía tirados en el suelo ocho kilogramos de oro. Y, unos meses más tarde, un esclavo se topó en el mismo arroyo con otra pepita descomunal, esta vez de casi 13 kilogramos. El oro estaba por todas partes. Había nacido la primera “fiebre del oro” de la historia de EEUU.

Hasta aquí, los hechos, pero la historia pudo ser muy diferente, según explica el arqueólogo estadounidense Robin Beck. Este profesor de la Universidad de Michigan acaba de encontrar los restos de un fuerte español del siglo XVI enterrados a menos de 50 kilómetros de donde el pequeño Conrad encontró la gigantesca pepita de oro. Es, asegura, el Fuerte San Juan, una fortificación perdida que fue levantada en 1567 al pie de los montes Apalaches por los hombres del capitán Juan Pardo, enviado por las autoridades españolas para intentar colonizar el sur de Norteamérica. Se trata del fuerte europeo más antiguo del interior de EEUU, 40 años más viejo que la fortificación de Jamestown, el primer asentamiento inglés.

“Los soldados de Juan Pardo salían todos los días del fuerte a buscar oro y diamantes. Si los indios no hubieran quemado su fuerte, los soldados habrían acabado encontrando el oro. Habría sido la fiebre del oro español”, hipotetiza Beck.

Historia ficción

En un ejercicio de historia ficción, el arqueólogo sostiene que el hallazgo del oro por los españoles habría cambiado el curso de la historia. Era la época del todopoderoso rey Felipe II, en cuyos dominios nunca se ponía el sol. Los españoles, esgrime Beck, habrían llegado en masa en busca de pepitas, colonizando lo que hoy es EEUU como hicieron con América Latina. “EEUU podría no haber llegado a existir”, resume Beck. Ni Barack Obama, ni McDonald’s, ni Disney World, ni William Faulkner, ni Neil Armstrong paseando por la Luna.

El Fuerte San Juan fue la primera de las guarniciones fundadas por el capitán Juan Pardo. El explorador español partió de la fortificación de Santa Elena, hoy Parris Island en la costa de Carolina del Sur), el 1 de diciembre de 1566, en compañía de 125 hombres. Su misión era reclamar las tierras del interior en nombre de España y trazar una ruta desde Santa Elena, capital de la colonia española en la península de Florida, hasta las minas de plata del norte de México.

Según relata Beck, en enero de 1567 Pardo y su pequeño ejército llegaron a Joara, un poblado de indios catawba. Su primera decisión fue quitarle su nombre nativo y rebautizarlo Cuenca, como su ciudad natal en España. Allí, en esa aldea con dos nombres, levantó el Fuerte San Juan, dejando a 30 hombres en el primer asentamiento europeo en el interior de lo que hoy es EEUU.

Y lo que hoy es EEUU existe, a juicio de Beck, gracias a las “indiscreciones” que los españoles cometieron inmediatamente con las indias, excesos que aparecen en los documentos históricos. Los conquistadores llegaron a la región de los indios catawba con regalos y generaron un falso sistema de intercambio con los nativos, que pronto reventó. “Las indias preparaban comidas para los soldados y enseguida empezaron las relaciones sexuales entre ellos. Los españoles dejaron de ofrecer obsequios, pero seguían exigiendo alimentos a los indios”, narra Beck. Aparentemente, la pelea por las mujeres y la comida hizo que los indios decidieran prender fuego al Fuerte San Juan. La aventura de los soldados hispanos apenas duró 18 meses.

Viviendas calcinadas

A finales del pasado junio, un equipo liderado por Beck junto a otros arqueólogos desenterró algunos restos de aquel fuerte devastado por las llamas, en un yacimiento cercano a la ciudad de Morganton, en Carolina del Norte. Allí, los investigadores encontraron una parte del foso defensivo del fuerte y varios utensilios de los soldados españoles, como clavos de hierro, munición de arcabuz, cerámica decorada y ganchos para sujetar vainas de espada al cinturón.

 

Los arqueólogos ya anunciaron en 2004, por error, el hallazgo del Fuerte San Juan

 

Beck y sus colegas ya anunciaron en 2004 el hallazgo del Fuerte San Juan, en un artículo publicado en la revista especializada Antiquity. Fue una pifia. “En 2004 estábamos equivocados”, reconoce el arqueólogo. Habían encontrado los restos de cinco viviendas calcinadas, que resultaron ser el asentamiento de Cuenca, donde vivían los soldados sobre la Joara india. Sin embargo, el verdadero Fuerte San Juan, que protegía el poblado, no apareció hasta el mes pasado. “Esta vez sí es el fuerte de Juan Pardo, estamos seguros al 100%”, afirma Beck.

“Pardo siguió su camino [hacia el interior], pero se le ordenó regresar a las posiciones ya consolidadas por los españoles en el sur, en Santa Elena, por la amenaza que representaban los franceses. Al pasar por Joara, según ha quedado constancia en sus propios escritos, no halló rastro de la guarnición, aunque sí de su fuerte, pero había sido ocupado por los indios”, señala Antonio Santamaría, investigador de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos del CSIC y ajeno al estudio de Beck.

“El descubrimiento del fuerte”, subraya Santamaría, “constata una noticia ya sabida por los escritos del conquistador”: que los indios barrieron a los soldados españoles del primer fuerte europeo en el interior del territorio que se convertiría en EEUU. Y también constata otra noticia ya sabida: que los españoles no encontraron el oro y EEUU existe.

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