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El fraude el IVA es una verdadera lacra. Los productos a los que más afecta son a los de integración, como procesadores o memorias, además de periféricos y consumibles. En este reportaje, gracias a la colaboración de profesionales del sector, hacemos un repaso por las formas habituales del fraude, la situación de los mayoristas legales, el estado del mercado actual y las soluciones que solventarían este problema tan arraigado en el ámbito del mayoreo español.
La trama de la trucha

La del IVA es una evasión muy difícil de erradicar porque los delincuentes se las ingenian para no dejar el más mínimo rastro. Hay dos mecanismos al menos conocidos) por los que los actores informáticos evaden el impuesto de valor añadido. El primero es el de la trucha. El fabricante de los productos informáticos, cuyas fábricas están instaladas por norma general en Asia, introduce la mercancía en Europa por el puerto de Ámsterdam. Es en Holanda donde se compran dichos productos para distribuirlos posteriormente en sus respectivos territorios nacionales. Como las operaciones intracomunitarias de bienes no obligan a que se pague el IVA en el país en el que se compran los productos, los mayoristas salen de Holanda con la mercancía sin haber abonado la tasa del 16% exigido y sin la intención de hacerlo en el destino. El caso es que este mayorista o distribuidor que compra en Holanda es una empresa fantasma, sin empleados ni mobiliario, tan sólo con unas cuentas en el banco cuyo titular suele ser una persona ajena al negocio, bien un indigente, un extranjero o un desahuciado al que posteriormente la justicia no puede pedir responsabilidades. Esta empresa "fantasma" se denomina trucha en la jerga policial. La trucha le vende al mayorista nacional el material informático, y en la factura de dicha operación aparece el pago del IVA, pero no es más que una estratagema, porque el mayorista local paga el mismo precio por el producto que la empresa instrumental ha pagado en Holanda, sólo que ésta baja el precio real un 16%, con el objetivo de que en la factura conste que el mayorista español ha pagado el impuesto de valor añadido y que es legal. Nada más lejos de la realidad. El caso es que la empresa ficticia, que suele crearse el mes de diciembre y se disuelve en el plazo de un año, desaparece sin dejar rastro en Hacienda y, por supuesto, sin haber pagado el IVA. Cuando la Agencia Tributaria detecta esta infracción ya en junio del ejercicio siguiente- busca al propietario, que resulta ser una persona que no tiene idea de la trama. Se trata de una estrategia del mayorista nacional que busca evadir este impuesto y a su vez lavarse las manos de cara a Hacienda. Y es que las firmas establecidas eliminan cualquier rastro que vincule ambas partes, con lo que la Guardia Civil tarda años en descubrir a los delincuentes que, en el peor de los casos que nunca llega a darse-, se enfrentan como mucho a cinco años de prisión y a multas milmillonarias que no llegan a pagar [se declaran insolventes aunque suelen tener las cuentas en paraísos fiscales de manera que no se pueden intervenir]. En definitiva, según el cuerpo armado, a muchas compañías les resulta más que rentable defraudar el IVA, porque los riesgos son bastante pequeños en comparación con la tajada que pueden sacar.
La segunda fórmula para burlar el pago del impuesto de valor añadido es bastante más compleja que la primera puesto que entran en juego varios países de la UE. Se trata de los carruseles de IVA, operaciones circulares en las que el mayorista con sus facturas falsas de su relación con la empresa "trucha") revende los productos que ha comprado a otro mayorista comunitario que tampoco paga el IVA en origen en este caso España). Así, el mayorista español pide a Hacienda que le devuelva el IVA soportado porque no se lo puede cobrar al mayorista comunitario, por lo que, además de no haber pagado el impuesto originariamente, obtiene un dinero extra de Hacienda. Con esta técnica se forman redes en cuatro o cinco países de la UE, mediante lo que se consigue dinero de las respectivas agencias tributarias de esos países. A veces, ni siquiera es necesario mover la mercancía, porque terminará vendiéndose finalmente en España, el origen del bucle.


CONTENIDOS
[1] Introducción
[2] La trama de la trucha
[3] La situación actual
[4] El papel de los legales
[5] Los efectos secundarios
[6] Las posibles soluciones
[7] Los tibios planes del Gobierno

Fuente: http://www.channel-partner.net/Actualidad/An%E1lisis/Canal_distribuci%F3n/Distribuidores/20050509002/2

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