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Victoriano Urgorri, un ferrolano que es catedrático emérito de Zooloxía Mariña de la Universidad de Santiago de Compostela, se encontró la semana pasada con una invasión de avispas asiáticas (Vespa velutina) en el patio de su casa, ubicada en el barrio de A Graña. El motivo fue la ola de calor, con temperaturas superiores a los 30 grados, y la parra que tiene plantada en el patio, cuyas uvas maduras son un reclamo para las avispas. Ante esta situación, que le impidió disfrutar de este espacio, el ferrolano puso unas trampas caseras, hechas con botellas de plástico, en las que introdujo una curiosa mezcla.

Además, según relata a La Voz de Galicia, por las noches, cuando las velutinas no están activas, aprovechaba con su hijo para cosechar la parra y así evitar que las uvas siguiesen atrayendo a las avispas.

Tras una semana un total de 216 avispas asiáticas yacían muertas en el interior de la trampa. «Siempre muevo un poco la botella para que salpique el interior, y que ese olor las atraiga y una vez que entran ya no saben salir», señala Urgorri. Una de las trampas capturó 125 ejemplares y la otra, 91. Las contó una por una.

El catedrático asegura que ya lleva varios veranos instalando estas trampas, de cuya elaboración se informó buscando por Internet. «Aunque la cantidad de velutinas de este año no lo había visto nunca», dice. El biólogo ferrolano sospecha que puede haber un nido de velutina cerca de su vivienda y que por el momento no ha localizado.

Así se fabrican

Urgorri sostiene la trampa y una bandeja con decenas de avispas. © LVG

Las trampas caseras para la avispa asiática son una forma de combatir esta especie invasora que amenaza a las abejas y a las personas. Según algunos internautas que las han fabricado con éxito, existen diferentes formas de hacer una trampa casera con una botella de plástico y un cebo que atraiga a las avispas.

No obstante, y de manera más concreta, la utilizada por Urgorri incluía una mezcla de vino blanco, cerveza negra, azúcar y zumo de arándano. Esta combinación es dulce y pegajosa, lo que hace que las avispas se queden atrapadas en la botella.

Para hacer la trampa, se necesita cortar la parte superior de una botella de plástico y encajarla a modo de embudo en un lateral de otra botella para que sirva como entrada -pero no como salida- a las avispas en su vuelo. Después se debe llenar el fondeo de la botella con el cebo elegido hasta unos 10 centímetros de altura. Por último, se cuelga la trampa en un lugar donde haya avispas asiáticas, como cerca de un árbol frutal o de una colmena.

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