La provincia de Konya, en el interior de Turquía, está en vilo por la aparición de centenares de enormes agueros que poseen decenas de metros de hondura e incluso veintena de metros de profundidad.
Recuerden mucho a los hidrolacolitos de Siberia, producidos por la acumulación de gas metano en bolsas de permafrost descongelado, pero el caso de Turquia es diferente.
El fenómenos lo está estudiando el Centro de Indagación de Hundimientos de la Universidad Técnica de Konya.
La culpa la tiene el hombre
La zona es el centro agrícola del territorio, y la despensa de Turquia, la sequía persistente que azota esta región ya hace años ha causado un problema imprevisto que no ha realizado más que agravar en los últimos años: los sumideros.